- Arepita
- Posts
- Guarapita cinéfila
Guarapita cinéfila
De Up a los aliens en Maracay: ¿cómo nos han retratado en cine y TV? 👀

Viernes 22 de abril de 2022



[Fruta]
¿Cómo nos miran los ojos de otros?

🎬 🇻🇪 🍿
¿Nos visita el principal ícono de glamour de la pelota azul? Un tráiler de cine muestra los clásicos tepuyes y promete una “aventura romántica que penetra el salvaje corazón de Suramérica” (sic). Aunque tiene pinta de todo menos de selvática, Audrey Hepburn protagoniza como una ninfa libre de toda malicia que —por algún motivo— se crió en medio de la Gran Sabana.¡Ah! No te dijimos. Estamos en 1959 y Hollywood apenas se está empezando a enamorar de los tepuyes. Del rodaje de Green mansions sabemos que Hepburn (de 30 años y entonces sin hijos) adopta un venadito que la acompaña para arriba y para abajo hasta en la vida real. ¡Oh, decepción! Ninguna de las escenas de la diva se filma realmente en la Gran Sabana, sino en California. El director Mel Ferrer (su esposo) decide que es muy arriesgado hacer una película en una Venezuela que apenas estrena democracia y se limita a filmar una hora de material bruto de paisajes de Guayana para salpicarlo aquí y allá en su ficción.¿Cómo nos han visto los ojos de creadores audiovisuales extranjeros? En Internet y redes puedes encontrar listas de películas que se han filmado parcialmente en nuestro territorio o de todas las veces que Pedro Almodóvar nos ha mencionado "con una mirada que nunca sabemos si es de ternura o un chiste condescendiente", suspira Luz Elena Carrascosa, periodista cultural y fan del cineasta manchego. La pregunta va un poco más allá y se parece a la que nos hacemos todos como individuos. En teoría, lo que más nos importa es construir una sólida autoestima, pero también nos intriga saber cómo nos perciben otros. La identidad propia es siempre una incómoda autopista en doble sentido.Y la verdad es que, más allá de los tepuyes y las misses que hasta Quentin Tarantino ha recordado, el cine y la TV internacionales no han encontrado todavía una respuesta que quizás ni nosotros mismos tenemos: ¿qué es exactamente Venezuela, más allá de una naturaleza prodigiosa o un lugar de refugio que tarde o temprano se vuelve peligroso, como la Torre de David o aquella procesión de la Divina Pastora en True Detective —con todo y mural de Chávez— que en realidad tampoco se grabó en Lara? Un “paraíso exótico y temible” en Aracnofobia (1990); un “paisaje desbordante de belleza, asimilado como una percepción sobre el bien en estado puro” en la película animada Up, de Disney-Pixar (2009); la “cuna de un enigma mayor” en el remake Point Break (2015) que protagonizó Edgar Ramírez; el “centro asombroso de todo tipo de milagros inexplicables” en Dragonfly (2002), con Kevin Costner. Aglaia Berlutti, crítica audiovisual, selecciona estas percepciones idealizadas que ha tenido el cine de Hollywood sobre Venezuela.

¿Por qué los extraterrestres de The Arrival (2016) escogieron a Maracay como uno entre solo 12 lugares del mundo sobre los que hacer flotar sus naves? "La gente en la sala de cine aplaudió, gritó, luego vinieron todos los memes del mundo con temas como las megabandas", recuerda Luis Bond. En la peli solo se expone una teoría: que los alienígenas quizás escogieron cielos con poca actividad eléctrica
Dragonfly, por cierto, tiene una historia asombrosa. Se hizo un casting para seleccionar a unos 200 indígenas en Amazonas, pero en un país políticamente explosivo, finalmente se decidió (ya lo debes adivinar) que era más seguro rodar en una selva de Kaua'i (Hawaii). Los nativos fueron llevados en un vuelo chárter a la isla estadounidense, cuenta un venezolano que participó en la producción y que reserva su identidad: “En USA, por primera vez vieron escaleras mecánicas. En Hawaii los alojaron en una posada y, en la mañana siguiente, nos asustamos muchísimo porque no los encontramos en sus habitaciones ni en ningún lado. Estaban en fila india —literalmente— en la playa hawaiana, viendo el amanecer: era la primera vez que veían el mar”.“El episodio 6 de la serie Reacher (Amazon Prime, 2022) creo que muestra con bastante respeto y realismo la corrupción alrededor de los llamados ‘bolichicos’ como el Tuerto Andrade, aunque los personajes no nos parezcan demasiado venezolanos. Pero al menos que yo haya visto, no existe una peli o una serie que haya dado en el clavo de describirnos como sociedad”, reflexiona Jovan Pulgarín, crítico de El Estímulo. “Y la verdad es que ningún creador extranjero está obligado a hacerlo, porque quizás el cine venezolano tampoco lo ha logrado”.El realizador y crítico Luis Bond lo ve de otra manera: “Aunque me hubiese gustado que se nombrara de manera explícita a Venezuela, es imposible no llorar, emocionarte ni aplaudir en la sala de cine cuando veías al Salto Ángel representado en un mundo animado de ficción de una de mis películas favoritas de Pixar”.Para el periodista cultural Humberto Sánchez Amaya, ese momento inolvidable de la infancia sigue siendo una película de arañas de 1990 que repitieron varias veces en Venevisión anunciándola en las cuñas como “la película filmada en Venezuela por Steven Spielberg (en rol de productor)”. En realidad, en el tráiler gringo ni siquiera salen los tepuyes. “No es un clásico de terror, pero a mi corta edad, me asustaba y despertaba mi curiosidad por el cine”.Extranjeros o venezolanos, todos seguimos buscando la identidad de un país tan fascinante como peligroso, tan prometedor como decepcionante. Y que, vamos a estar claros, tampoco es la tapa del frasco.
[Caña clara]

De la potencia petrolera a la Venezuela fantasmal: Un cielo tan turbio se estrenó en la cartelera española el pasado 25 de marzo, y estará en plataformas internacionales de streaming a partir del verano boreal.
“Tierras sin dueño. Hogar de piratas y peregrinos: ciudadanos huérfanos”. Así se describe a Venezuela en el tráiler de Un cielo tan turbio, una especie de documental de atmósferas que el gallego Álvaro Pulpeiro (32 años) rodó en estados fronterizos de nuestro país especialmente durante la crisis política y social de 2019. Léase: la fugaz esperanza de Guaidó, los megapagones y el colapso petrolero. "Tengo muchas ganas de mostrar la peli en Venezuela, pero es esencial que se vea en salas de cine”, suspira Álvaro desde Madrid.—¿Qué vínculo tienes con Venezuela?—Soy gallego pero entre los 12 y 17 años viví en Suramérica. Sobre todo en el norte de Brasil. Y los últimos 6 años los pasé en Colombia, con viajes rutinarios a Venezuela. Tengo mucha familia venezolana, especialmente en San Diego de los Altos (Miranda). Las primas de mis padres venían a Galicia en verano o navidades. Recuerdo comer pan de jamón cada diciembre o a mi abuela haciendo arepas. Venezuela siempre fue algo muy cercano.—¿Conoces Araya (1959) de Margot Benacerraf? Al igual que Un cielo tan turbio, es un caso de una película generalmente etiquetada como documental, pero que antes que nada pertenece al género "cine" —Margot Benacerraf es una genio. Me fascinan sus dos películas y Araya es una obra portentosa, que se debería conocer mucho más en Europa y con la que me identifiqué un montón. Un cielo tan turbio es una película que quiere transmitir una sensación, como cuando lees a Eugenio Montejo. Se asemeja más a la poesía que a la prosa. Creo que se parece a Araya en el sentido de que no son películas pedantes, donde intentas ser poético de manera acartonada o pomposa, sino que estás negociando con una realidad que existe y no se domestica frente a tu mirada. —Cuando rodabas en Venezuela, ¿tenías un plan de antemano?—Hubo años de preparación e investigación, pero también escuchaba mis pálpitos. Lo que tenía claro es que quería dibujar una serie de espacios fronterizos que no cayeran en el cliché de Cúcuta, que se alejaran de la pornomiseria de los reportajes de TV. Buscaba zonas neutras, casi invisibles, como esa raya negra que divide dos territorios en un mapa. Para mí, hablar de Venezuela jamás será hablar de otro país.—¿Qué percibiste en los venezolanos de esta época?—Me interesaba retratar ese espacio fronterizo donde solo se escuchan los ecos del gran conflicto principal. Siempre tuve claro que Caracas era una burbuja. En cambio Maracaibo era otro mundo completamente diferente, donde la crisis se vivía con otro tipo de urgencia, sin tanto discurso. En mi película hablo de piratas y de peregrinos. Con una brocha muy gorda, son los dos grandes tipos humanos que habitan una frontera. El pirata (por ejemplo, un contrabandista de gasolina) se nutre de la crisis. El peregrino la transita. La reacción de los venezolanos en España ha sido increíble porque no es una película de política o denuncia. Se conectan con sensaciones, que son mucho más personales y ambiguas.—¿Es cierto que tu película tiene como principal referencia la literatura de Joseph Conrad, en cuya obra El corazón de las tinieblas (1899) se inspira el clásico cinematográfico Apocalypse Now?—Si no lo han leído, le recomiendo a los venezolanos acercarse sobre todo a Nostromo (1904), la verdadera obra maestra de Conrad. Se puede resumir como el gran retrato del siglo XIX suramericano, ambientado en un país ficticio postcolonial llamado Costaguana que se basa en la historia de la Gran Colombia. Me interesó repasar todo eso, pero en un contexto contemporáneo.—¿Alguna anécdota durante tu experiencia en Venezuela?—Maracaibo fue el rodaje imposible. Teníamos que cargar las cámaras y transferir el material que habíamos grabado, pero no había luz. Trabajábamos con motores de automóvil, pero el combustible que obteníamos no era de las gasolineras porque tampoco había gasolina. Tuvimos que negociar con contrabandistas y adaptarnos a la llamada ley guajira. En líneas generales, no se metió con nosotros ninguna autoridad ni alguna de las partes enfrentadas, a pesar de que estábamos en medio de un todos contra todos, un conflicto que no era el nuestro.—¿Tu próxima película?—Quiero volver a Venezuela, pero esta vez para rodar un film noir petrolero, una película con actores y argumento ambientada en Zulia, Falcón y Maicao (Colombia). En este momento estamos levantando el proyecto.
[Melao]

¿Eres joven de alma? ¿Eres joven de cuerpo, pero con curiosidad por lo que se hizo antes de que tú nacieras y sin miedo a ver cosas en blanco y negro o con calidad VHS ruleteado? Recurrimos a las canas de la experiencia para recordar más tesoros no tan conocidos en los que de una u otra manera se recreó a Venezuela
Alfonso Molina sigue siendo una de las grandes referencias de la crítica nacional de cine y, desde Bogotá, nos recomienda que no nos olvidemos de un filme francés hoy ignoto que entonces arrasó en los festivales de Berlín y Cannes: Le Salaire de la peur (El salario del miedo, 1953), con el actor Yves Montand. "En realidad tampoco se rodó en Venezuela, ni se menciona explícitamente a Venezuela, pero evidentemente se inspira en Zulia y en general el país que entonces iniciaba una desordenada explotación petrolera". Y que escritores como Miguel Otero Silva plasmaron en obras como Oficina Nº1 (1961)
Yves Montand sí vino, pero más de dos décadas después, para uno de los filmes más alucinantes que un extranjero (Jean-Paul Rappeneau) ha rodado en Venezuela: Le Sauvage de 1976, coprotagonizado por Catherine Deneuve. "El argumento quizás no trasciende mucho más allá de las convenciones del género de acción. Pero es una película que me conmueve porque tiene algunas de las mejores locaciones que he visto de la Caracas de los años 70". En esta secuencia vemos una chase scene que arranca en Chacao, sigue en la autopista Francisco Fajardo y culmina en La Pastora
¿No las has visto? Álvaro Pulpeiro, como cineasta extranjero que adora a como objeto de estudio, recomienda buscar dos cintas nacionales además de la clásica Araya: una más reciente, La familia (2018), de Gustavo Rondón, y otra más viejita, La hora Texaco (1985), de Eduardo Barberena, que ayuda a entender cómo las compañías petroleras estadounidenses influyeron en nuestros hábitos culturales, por ejemplo, la pasión por el beisbol y muchos modismos de uso diario. Ah, okey
[Lo recién embotellado]
💃 La próxima semana no tienes excusa para no andar en cositas interesantes: la amiga de esta Guarapita, Marcy Rangel, estará activa del 28 al 30 de abril presentando su libro Al son que nos toquen y una serie de eventos sin desperdicio. Acá están las coordenadas para que bailes y vaciles al mismo tiempo.🕺 Y hablando de danzas, los domingos ya no son para estar tirado en la cama viendo el techo. La agrupación de baile Trainees Company está ofreciendo actividades musicales y clases abiertas para aquellos que van pendientes del K-pop. ¿En Caracas y desocupado? El 24 hay un show de dance cover que te espera.🎤 Una Guayana activa es lo que hay: este fin de semana Puerto Ordaz podrá reír, cantar o llorar, según el clima que haga. Primero, el Profesor Briceño estará en una presentación de stand up en el Hotel Eurobuilding. Y luego, el sábado, la agrupación de rock Pez Volador se reencontrará (quizás) por última vez en el Alta Vista Beer Company a las 8:00 pm. Sea como sea, algo sale de ahí.🍿 El exorcismo de Dios está en todas partes y no lo decimos nosotros, lo dice la gente del Festival Internacional de Cine Fantástico de Oporto, que premió al venezolano Alejandro Hidalgo como el mejor director. Por ahí mismo pasó Guillermo del Toro, Alejandro González Iñárritu, David Fincher y, ahora, un caraqueño.
"¡Sudamérica!¡Es una América! pero en el sur.¿Sabes dónde voy a vivir?'Cataratas del Paraíso, lugar perdido en el tiempo'."Up, una aventura de altura (película, 2009)
Guarapita, un destilado deArepita