Jueves 5 de septiembre de 2019

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Editor Invitado

La vida llevó a Henkel García, ingeniero químico de formación y ahora director de la firma Econométrica, a ser una de las personas que mejor descrifra (y explica) la complicada economía venezolana. Es nuestro editor invitado del día y amasa para nosotros una arepita verde que despeja dudas. ¡Bienvenido!

[Relleno]

Lo que ganan (40.000 bolívares) no alcanza para un cartón (más de 60.000): los empleados públicos se hacen oír sobre las barreras de policías. Foto: Iván Reyes

El bolso sin fondo de Ivanka 

🆘 SOS por nuestros niños. Eliécer Aguilar, que cumplía 13 años el próximo lunes, es el noveno chamo que fallece en 2019 en el servicio de nefrología (enfermedades renales) del JM de los Ríos de Caracas. “Los niños no son un cheque en blanco, hay que cuidarlos y protegerlos”, recuerda la ONG Cecodap a propósito de la agencia de modelaje Belankazar. En un contexto global, Youtube pagará una multa récord de 170 millones de dólares por explotar los datos de menores.

Presos Inc. Traslado a tribunales: 200 dólares. Mudanza a una celda más cómoda: 100 dólares. Una hora de visita conyugal: 40.000 bolívares. Las denuncias de los familiares desnudan la mafia de calabozos policiales hacinados como el de Boleíta (Caracas), en el que hubo un motín con al menos dos asesinatos.

Desde Guayana hasta el Arauca vibrador, la situación de los empleados públicos es insostenible (ayer protestaron en su día). Exigen un salario que no sea un holograma. Además detuvieron a seis de los trabajadores de la fábrica militar Cavim que se hartaron de atropellos. La respuesta de Maduro es resucitar la política de precios acordados, que solo ha traído escasez.

Militares venezolanos le hacen ojitos a su autócrata favorito, en un desfile en Nicaragua. Pero en casa empiezan a preocuparse porque les suspendieron las tarjetas de crédito Mastercard. Aunque en principio la banca privada no está amenazada por las sanciones de EE UU, la están poniendo a correr para crear un sistema de pagos alternativo al de la civilización occidental. 

No creemos que tenga que ver una cosa con la otra, pero Venezuela le arruinó el Mundial de Básket a la anfitriona China, y el mismo día, la petrolera china CNPC le anunció a Pdvsa que se nos rompió el amor de tanto usarlo: paralizaron sus labores en nuestro país. 

Ivanka Trump visitó la frontera y en el bolso marca Usiacurí trajo 120 millones de dólares para los refugiados venezolanos. Con mucho menos glamour conmemoramos el Día de la Mujer Indígena: la situación de las nuestras (y los nuestros) en Brasil es crítica. 

Ojalá no les pidan visa: Rodrigo Blanco Calderón, Lena Yau, Boris Muñoz y Juan Carlos Méndez Guédez, entre otros, nos representarán en el Festival del Libro de Quito. ¿“Qué carajo está pasando en Venezuela”?: así están construyendo nuestros escritores la narrativa que nos conecta.

[Masa]

Por: Henkel GarcíaDirector de Econométrica

Sin duda alguna, durante 2018 y la primera mitad de 2019 los precios de los bienes y servicios venezolanos referidos en dólares escalaron de forma alarmante. Muchas personas llamaron al fenómeno “inflación en dólares”. Desde el punto de vista técnico se denomina apreciación real de la moneda.

Vamos a explicar brevemente lo que ocurrió: matemáticamente se da cuando la inflación (variación de precios de los bienes y servicios) supera a la variación del tipo de cambio. Esto se dio en buena parte del año pasado y los primeros meses de este. El dólar pierde poder de compra a lo interno, es decir, los precios denominados en dólares también se incrementan. 

Pero también ha ocurrido lo contrario. Tanto en 2015 como en 2017 vimos un fenómeno totalmente opuesto. El dólar subió como un cohete y los precios iban por escalera mecánica. Esto hizo que el dólar ganase poder compra (precios en dólares más baratos). Podías comprar muchos bienes y servicios con pocos “verdes”. Era la época en la que vendías 50 dólares y vivías como un jeque, hecho totalmente insensato desde el punto de vista económico. No vi ni leí a muchas personas referirse a esta dinámica como “deflación en dólares”. 

Los precios, con las divisas como referencia, pueden subir y pueden bajar. Esto ocurrió y podrá ocurrir nuevamente sin necesidad de llamar a esta fluctuación “inflación o deflación en tal moneda”.

[Concha]

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