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Mijiticos, muévanla: nos embadurnamos de rojo ayer para pedir acción a la CPI 😡
Lunes 2 de diciembre de 2024
[Relleno]
«En el Delta ganó Edmundo»: Tucupita fue una de las pocas ciudades en la que este grupo de adultos mayores se atrevió a protestar sin miedo a mostrar la cara | Foto: Comando con Vzla
El sitio de Stalingrado… en una urbanización caraqueña
#CPIActuaYa. Con rostros cubiertos, precauciones y grafitis dentro de Venezuela, y sin temor a ejercer el derecho a la protesta en más de 60 ciudades del mundo, recibimos diciembre con petición doble: respeto a la voluntad popular del 28-J y acción de la Corte Penal Internacional ante el régimen de Maduro. La pintura roja, embadurnada en manos y rostros, unió ayer a todos los que dicen #VenezuelaResiste más allá de su geolocalización. La jornada finalizó, además, con una vigilia de los familiares de los presos políticos en la plaza La Castellana (Gran Caracas).
Simulan que son antiparabólicos, pero están bien pendientes: los voceros del oficialismo hicieron sus propias movilizaciones y se refirieron a la forma de protestar de la Venezuela mayoritaria que se expresó en las elecciones. También hubo intimidación y despliegue de cuerpos de seguridad alrededor de iglesias y puntos céntricos de algunas ciudades. Maduro sacó otro trapo rojo para distraer y ahora apunta sus misiles balísticos de retórica contra el grupo Rawayana y su canción «Veneka».
Confirmado: el régimen intervino el fin de semana —eso que mientan Operación Guaicaipuro— dos cárceles de Lara, Uribana (tambien llamada David Viloria) y Fénix, lo que acrecienta la desazón e incertidumbre de los que tienen familiares allí dentro. «Mi hijo solo mueve los ojos»: desde Tocuyito (Carabobo), Rosa Escobar denuncia que se están violando los derechos de Terry Méndez, un preso postelectoral que presuntamente sufrió un ACV el pasado miércoles y no recibe atención médica.
década puede tardar en reproducirse el musgo que arrancamos para los nacimientos navideños. «La probabilidad de que se extinga localmente es muy alta», advierte el biólogo Carlos Peláez.
«Este acuerdo busca contribuir a que nacionales y extranjeros encuentren un entorno libre de violencia»
Deivis Agüero, taxista venezolano en Chile, y su agresora del #14Nov, Constanza Ruiz Bastén, se volvieron a ver las caras en un acto conciliatorio calificado de «ejemplo histórico».
La efeméride |
El ladrillo se hizo fe: hace 70 años se inauguró la iglesia Divino Redentor de San Cristóbal (Táchira), concebida por Fruto Vivas y una de las obras magnas de la arquitectura moderna en Venezuela (02/12/1954).
El sábado se les agotó el agua que tenían en el tanque: Omar González, uno de los seis colaboradores de María Corina Machado asilados en la sede diplomática de Argentina en Caracas, dice que su situación es «crítica», luego de cumplir más de una semana sitiados por cuerpos policiales. Eugenia Olavarría, hija de Magalli Meda (una de las que está allí adentro), se pintó la cara de rojo en el exilio por su madre y el resto de los venezolanos. MCM se refirió a este caso como un nuevo ejemplo de tortura y alertó que la casa de su mamá (Corina Parisca, de 84 años) también es asediada.
Casi 10 % de la población warao de Delta Amacuro es portadora del VIH, recordó la ONG Acción Ciudadana contra el Sida: ayer fue el Día Mundial de la Lucha contra el Sida. Aunque ya no es percibida como aquella especie de castigo divino que era sinónimo de muerte segura hace 40 años, la enfermedad inmunodeficiente sigue entre nosotros y solo 50 % de los que viven con el virus recibe tratamiento retroviral en Venezuela, estima César Pacheco (Acción Solidaria).
Todo se decidirá en Valencia el próximo domingo: Táchira y Carabobo empataron 1-1 en el comienzo de la final de fútbol venezolano. El Botafogo de Brasil ganó la Copa Libertadores y Jefferson Savarino se convirtió en el segundo compatriota de la historia que levanta el trofeo como campeón, después de Alejandro «Lobito» Guerra en 2016 🏆.
[Masa migrante]
¿Dónde conseguir el libro de Rafael? Está en estas tiendas venezolanas y (digitalmente) en las principales plataformas de ebooks. Y pendiente de su IG para sus próximas actividades
El deber de recordar y el derecho de seguir
El ensayo vive, la patria sigue. ¿Andas por Madrid? Hoy a las 7:00 pm (hora de allá) el periodista Rafael Osío Cabrices conversará sobre su nuevo libro Venezuela: memorias de un futuro perdido con Ana María Simón (las señas para llegar). Te dejamos la conversación vía e-mail que tuvimos con Rafael. Escribe demasiado bonito como para hacerlo esperar.
—¿En qué género ubicas a Venezuela: memorias de un futuro perdido? ¿Existe aún el ensayo en el siglo XXI?
—Este libro está escrito de manera que reproduzca una situación que he vivido unas cuantas veces: que me siento a explicar a alguien que no es venezolano qué fue lo que nos pasó. En este caso, esta editorial madrileña de ensayo, Los Libros de la Catarata, me pidió exactamente eso, y además que tuviera un componente personal, así que lo quisimos que se sintiera es una conversación con un amigo que te echa el cuento. Primero te describe el presente venezolano, de 2013 para acá, luego el arco que va desde mi infancia en los 70 hasta ese presente, y finalmente una tercera parte (El futuro ya no es lo que era, citando a Yogi Berra) que elabora sobre cómo nos cuesta tanto imaginar el futuro después de haber tenido una imagen tan precisa de él, al menos en mi generación, la última que recuerda la Venezuela pre-Chávez.
Es un ensayo, pero muy personal, que espera ser muy cálido, escrito con esta triple perspectiva: la del periodista a quien le tocó ver de cerca muchos eventos esenciales, la del emigrado que puede tomar distancia y entender qué es ser un venezolano adentro y qué ser uno que está afuera, y la del que tiene diez años explicando Venezuela a otras audiencias, en tanto periodista que ha escrito y hablado sobre el país varias veces ante gente en otros países que no la conoce. Claro que sigue existiendo el ensayo en el siglo XXI y es muy necesario, pero tiene muchas formas, incluso la de una conversación con un amigo con dos vasitos de ron.
—El título es una paradoja temporal y vamos con otro ejercicio de especulación: ¿el libro hubiera existido si no te hubieras alejado físicamente de Venezuela?
—El oxímoron (memorias de un futuro) alude a la vida vivida bajo una imagen del futuro que el chavismo nos quitó: la de una Venezuela democrática y desarrollada a punta de petróleo, que nos dijeron a los chamos de los 70 que venía, y para la que nos teníamos que preparar portándonos bien y haciendo lo que nos correspondía. Este libro tiene una fuerte perspectiva de la Generación X: nacimos en la «Gran Venezuela», se nos empezó a ir la inocencia con el Caracazo a finales del bachillerato, nos tocó ver el desmadre de los 90 en la universidad, nos tocó ver el ascenso del chavismo justo cuando iniciábamos nuestras vidas profesionales, nos tocó separarnos de los amigos y parientes con quienes creíamos que íbamos a vivir siempre.
El arco de la transformación de Venezuela afecta a todo el mundo, incluso a gente no venezolana, pero coincide con mi generación de una manera en que no lo hace con ninguna otra, con una ecuación particular de frustraciones y desafíos, y hasta de preguntas que yo quisiera que el libro desatara en quienes lo leen, como bien dices de futuribles: ¿pudo ser distinto? ¿Cómo? ¿En qué nos convirtió esto? Sí creo que de no haberme ido no tendría la perspectiva o la habilidad de entender y narrar este arco como lo hice allí, poniendo en su lugar eventos que recordamos dispersos, dándole cierta coherencia legible a lo que quedó en nuestra memoria emocional como una crecida o una avalancha o una parranda de coñazos (todas las metáforas valen).
—¿En tu libro hay espacio para un futuro ganado, así sea construyéndolo dentro de nosotros?
—Es la pregunta más difícil de responder. A ver, creo que todos, afuera y adentro, tenemos el deber de recordar y el derecho de seguir viviendo como mejor podamos. Hay espacio para la construcción, aunque sea dentro de nosotros o entre nosotros, en la medida en que comprendamos lo que nos pasó, no desde el mito o la búsqueda de chivos expiatorios o la leyenda urbana o la paranoia, sino desde la memoria de los hechos y el entendimiento de lo que esos hechos hicieron en nosotros. Todos hemos perdido gente, sueños, arraigos, hasta una noción de nosotros mismos; yo siento que el rol de quienes estamos entrenados para recordar, escribir y hablar es reconstruir nuestra historia común, arrancarla de las manos de los actores políticos o del recuerdo falso, y verla con claridad, aunque duela.
Para mí está clarísimo que Venezuela no está muerta ni es un pasado, sino una nación viva con un presente, y por tanto un futuro. Pero ese futuro solo se puede imaginar a partir de lo que el país ha terminado siendo. No vamos a volver a lo que era antes de 1998. Esto no es una pesadilla de la que nos vamos a despertar. Es la realidad. Y como tal, tiene muchísimos matices, y una hoja de balance más compleja de lo que creemos, en la que no todo es pérdida. Hay cosas que el chavismo no nos quitó ni nos puede quitar: una de ellas es nuestra propia inteligencia y la tenemos que usar para despejar nuestra memoria de leyendas inconducentes, mirarnos al espejo tal cual somos hoy, y con conciencia de lo perdido y lo ganado, seguir adelante.
[Concha]
Ofertas hubo en el Black Friday venezolano, pero no para nosotros: si llamas ahora, pagas dos y compras uno | Vía Desireé Lugo
Error de dedo 🤗
Ya llegó diciembre y eso no solo significa que Tomás Pacheco sigue haciendo hallacas sin masa. También es cuando salen las mejores gangas navideñas, se reparten los papelitos del amigo secreto y en los negocios ponen el pote de los aguinaldos. Ajá, el viernes te contamos cómo #VenezuelaResiste con ofertas que NO se consiguen en el país, pero también deberíamos hablar de las que sí: las que en vez de bajar, suben de precio (o tumban el sueldo a los CM). En todo caso, ahora sí puedes poner gaitas.
Los últimos chats de Elisa: paseando En el vasto silencio de Manhattan 🗽
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